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martes, 5 de mayo de 2015

El mural Fraternidad de Rufino Tamayo fue reinstalado en la sede de la ONU en Nueva York

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  • La obra, realizada en 1968 y obsequiada por el pintor oaxaqueño y el gobierno mexicano a la ONU en 1971, fue restaurada por especialistas del Cencropam del INBA
  • Será importante continuar periódicamente con las labores de conservación preventiva, con el fin de preservar este importante patrimonio artístico: María Cristina García Cepeda




El mural Fraternidad (1968) de Rufino Tamayo, que el artista oaxaqueño y el gobierno mexicano obsequiaron a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1971, fue reinstalado en el vestíbulo principal de la sede de la ONU, en Nueva York, después de haber sido restaurado por especialistas del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (Cencropam) del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).

En la ceremonia, celebrada el lunes 27 de abril, participaron Susana Malcorra, jefa de gabinete del secretario general de la ONU, en representación del secretario general, Ban Ki-moon; Michael Adlerstein, asistente del secretario general y director ejecutivo del Plan Maestro de Mejoras de Infraestructura de la ONU; María Cristina García Cepeda, directora general del INBA; Juan Manuel Gómez Robledo, subsecretario para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), David Cohen, presidente de la Fundación Olga y Rufino Tamayo; Jorge Montaño, representante permanente de México ante la ONU; Sandra Fuentes Berain, cónsul general de México en Nueva York, y Carlos Emilio Contreras Galindo

Durante su intervención, la titular del INBA afirmó que “para México es un honor que el muralFraternidad reciba a los visitantes en este recinto. Alrededor del fuego se gestaron todas las culturas que nos dieron un legado en el que la hermandad y el entendimiento fueron la base sobre la que se construyeron las grandes civilizaciones de nuestro mundo. El fuego y la danza son también el saber y el conocimiento, la conexión con nuestro pasado, del que hemos tomado lo mejor para levantar nuestro propio presente.

“Como pueden ver, el elemento central de la obra es el fuego, en la paleta única de ocres, naranjas y amarillos del maestro Tamayo, rodeado por el cielo y la tierra, que complementan los elementos que conforman nuestro universo”.

María Cristina García Cepeda recordó que Fraternidad fue creado para la Feria Internacional Hemisfair 68, en San Antonio, Texas, y comisionado por el maestro Fernando Gamboa.

“Después de su presentación en San Antonio, Tamayo deseaba que el mural Fraternidadestuviera en un lugar que representara el sentido por el que fue creado, y qué mejor sitio que la sede de la ONU. Cuando finalmente se inauguró la obra en la ONU, el 28 de septiembre de 1971, Tamayo dijo una hermosa frase: ‘Pinté los colores de fuego. Las llamas en sí son el símbolo más importante de esta obra, porque sin fuego, sin pasión, el amor no es posible’.

“Esta hermosa obra regresa a donde pertenece, luego de haber estado en México, para ser restaurado por expertos del INBA, en el Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble. Esto fue posible con el generoso apoyo económico del Congreso de Durango, en cuyas instalaciones estuvo expuesto y fue disfrutado por el público mexicano durante cuatro años”.

El análisis de los especialistas, agregó la directora general del INBA, indicó que la obra se encontraba en condiciones estables en general, con algunas zonas blanquecinas como efecto de los cambios de temperatura y humedad, así como acumulación de polvo, tanto en la superficie pintada como en el reverso.

Dado el peso de la obra, esta presentaba pérdida de tensión, lo que había ocasionado algunas deformaciones en la zona central. Adicionalmente, se encontraron algunos pequeños rayones, golpes y zonas con erosión.

El proceso de conservación realizado en México por restauradores del Cencropam duró tres meses y consistió en limpieza, eliminación de las deformaciones del lienzo, fijado del color en las zonas inestables y reintegración cromática en áreas puntuales. Se construyó también un nuevo marco de aluminio y madera, a fin de corregir las condiciones de montaje en el muro.

Estos trabajos se complementaron con acciones de conservación preventiva, realizadas dos veces al año, durante la estancia del mural en Durango. Se diseñó también un embalaje adecuado para su traslado.

“Será importante continuar periódicamente con estas labores de conservación preventiva con el fin de preservar este importante patrimonio artístico por las siguientes décadas. A nombre del Instituto Nacional de Bellas Artes quiero agradecer la constante participación y el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas, al Congreso del Estado de Durango por su aportación económica y a la Secretaría de Relaciones Exteriores por haber hecho posible su retorno, así como a todas las autoridades que participaron para el regreso de esta gran obra a las Naciones Unidas. Que su presencia aquí sea un mensaje continuo de paz, celebración y entendimiento”, concluyó María Cristina García Cepeda.

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