entrepalabrasMX: #desayuno

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sábado, 20 de agosto de 2022

Verano inesperado

entrepalabras







Por Alejandra Muciño

Muchos niños tienen la dicha de poder usar sus vacaciones para dormir hasta horas inimaginables, en las que el desayuno se junta con la comida y después de ver unas cuantas películas ya es hora de cenar, pero sin prisa por acostarse temprano porque al día siguiente tampoco hay una rutina que los espere. Ése, definitivamente no era mi caso, ya que siendo hija de padres “Godínez” como ahora se les dice a los empleados de oficina, mis horarios debían coincidir con los suyos, así que la mejor opción era llevarme a un curso de verano, cuya elección no les resultaba sencilla, pues nunca fui buena para ningún deporte ni tenía la intención de serlo, tampoco tenía habilidades culinarias y mucho menos científicas, lo único que siempre llamó mi atención y me inspiraba a hacerlo lo mejor posible era el baile.

Así, después de buscar varias opciones que a nadie convencían pero que abarcaban el horario que mis padres necesitaban cubrir, por fin llegó a sus manos el folleto, -porque entonces la publicidad llegaba en folletos-, de un curso de verano artístico. Ellos ya sabían que desde muy pequeña yo tenía esos gustos que consideraban raros, así que a pesar de no encontrarle mucha utilidad, decidieron inscribirme, pues sabían que al menos yo disfrutaría mi estancia, y así fue.

El primer día, a las siete de la mañana mientras me alistaba para irnos, y cuando iba desayunando algo rápido en el carro, me preguntaba por qué no sólo podía quedarme viendo la tele todo el día hasta que mis padres llegaran, sería más fácil para todos. Pero cuando llegué al curso y tomé tan sólo la primera clase, descubrí que valdría verdaderamente la pena; no había pupitres, únicamente grandes salones vacíos con pisos de madera y las paredes cubiertas de espejos, bocinas en cada esquina y estantes con objetos raros y divertidos como pelotas, aros, telas, etc.

A partir del segundo día yo me levantaba antes de que mi madre me fuera a despertar, estaba lista a tiempo porque no pensaba perderme ni una sola clase. Diario aprendía acerca de danzas  y técnicas diferentes, descubría movimientos que ni yo sabía que podía hacer, montábamos coreografías que en casa seguía practicando, y además aprendíamos un poco de canto, actuación y hasta pintura. En pocas palabras, para mí era como estar en un sueño de arte y felicidad.

Lo único triste de las vacaciones es que duran mucho menos que el ciclo escolar, así que llegó el día de clausura del curso de verano, ésta fue en un teatro, creamos un evento en el que todos mostramos nuestras nuevas habilidades adquiridas, y los padres orgullosos descubrieron que valió la pena su inversión, al menos los míos al ver mi cara de felicidad en el escenario.

Por lo tanto, yo recomiendo a los padres de familia que  si está en sus posibilidades lleven a sus hijos a un curso de verano, sobre todo con actividades específicas de su preferencia. Pero, cuidado, esto podría cambiarles la visión de la vida, y hacer que quieran dedicar su vida a lo que sea que descubran en ese curso…


miércoles, 6 de octubre de 2021

Con el cubrebocas de favor

entrepalabras

imagen sólo con fines ilustrativos


Por. Jorge Soriano


Estaba sentado, tomando una taza de café, tres tazas puede ser un abuso por la mañana, una mañana un poco fría, un poco nublada, tan sólo recuerdo que por encima -de su cubrebocas- se reía constantemente en los momentos que observa su celular, seguro ni siquiera supo que estaba ahí, pero yo pude deducir que posiblemente se encontraba esperando a alguien, quizá un amigo, un conocido, pareja o esposo o tal vez a su mejor amiga de momentos únicos e inolvidables. Volví la mirada al periódico, noticias aburridas, noticias de sangre, noticias dispersas en un mundo que se ha trastornado en lo complejo, con el miedo de tres consonantes, dos vocales, guion 19, todos, absolutamente todos (o casi todos, ya que unos son grandes superhéroes que no les pasa nada) nos volteamos a tomar, a conocer a saborear los tan estorbosos cubrebocas, que de lejos siempre lo hemos visto puestos en enfermeros, en doctores, para los conocedores de la salud, pero para nosotros, los inmortales...¡jamás!



Regresé la mirada para ver si ya había llegado el o la acompañante de la persona que estaba a dos mesas separadas de mí, sorpresa ¡ya no estaba! me quedé dudoso de varias preguntas con respuestas pues seguramente obvias, pero ¿por qué se fue? ¿a dónde se fue? ya no había ni rastro de su taza con café en la mesa donde estaba sentada, al par de minutos la mesera -con cubrebocas- me dijo que si buscaba algo o alguien, creo fui muy obvio, le respondí que no, me sirvió una taza más -¿por qué no?- y continué leyendo - hojeando el periódico.



Mi mente se quedó pensando, divagando en cómo sería su rostro, cómo sería en verdad su sonrisa, apenas los ojos se asomaban por su cabello ya que durante el tiempo que estuvo dentro de la cafetería nunca se quitó el cubrebocas, al menos para degustar su café en lapsos un tanto espaciados de los cuales igual mi vista no podía estar fija hacia su mesa por diversas cuestiones, era cuando el cubrebocas demostraba quién era realmente. Me quedé pensando durante un buen rato, pensando en que esta situación pandémica nos hizo hasta modificar nuestros rostros, nos hizo pensar en cómo somos realmente tanto física como emocionalmente, ya que ese pensamiento me llevó a que seguramente aquella señorita o señora o persona en general, cuando me la volviera a encontrar, seguro, seguro estoy que la reconocería sin duda alguna portando su cubrebocas.

domingo, 14 de marzo de 2021

A su llegada

entrepalabras



Por. Jorge Soriano

La noticia llegó inesperadamente, no daba crédito, en una pequeña carta las palabras fluían y apenas le hacía caso a las comas, al menos los acentos enfatizaban todo lo que mis ojos y persona puesta de pie daba lectura a tan gran noticia de que en un tiempo breve estaría llegando de un viaje muy largo una persona que curiosamente no conocía o al menos eso es lo que creía.

Me detuve a pensar cuantos días tendría que esperar y calcule al menos 273, tome un breve respiro, abrí una cerveza de varias guardadas en el refrigerador, todas frías en buen estado para dar un sorbo profundo y después dar a notar mi felicidad con una sonrisa tan marcada que se podía ver a kilómetros. Me tomó de la mano fuerte, siempre juntos, siempre en su camino con ella, nos vimos a los ojos, lloramos.

En un pequeño parpadeo estábamos puestos en la fecha marcada por el reloj natural, nos levantamos, alistamos todo y nos fuimos a recibirlo, el tiempo transcurrió lento, algo lento, alistaron todo, una cajetilla de cigarros era buen acompañante para eso de los nervios o al menos entre el imaginario colectivo dicen ayuda, mi padre recuerdo dijo en una anécdota que cuando nací, en una sentada junto con sus nervios, pudo acabarse un puro, entonces quiero pensar que al menos de mi cajetilla seguro fumaría unos 4 o 5.

El camino hacia a la realidad se abría, se oyó el llanto tan fuerte que ya era común oírlo para los doctores y enfermeros, pero para mí era una sensación que hasta el día de hoy no puedo describir, no puedo explicar, más que sentir, más que emocionarme. Lo vi, lo cargue, concentré todos mis pensamientos y mi fuerza de humano con carácter de que era un buen momento para que la palabra padres llegara en un momento donde la partida de unos y la lejanía de otros pudiera ocupar ese lugar tan especial que hoy a un año recordamos entre risas y suspiros. Bienvenido siempre a nuestras vidas Emiliano.

jueves, 4 de marzo de 2021

COVID-19 e invierno: dueto peligroso para adultos mayores

entrepalabras



Los adultos mayores son de las poblaciones más vulnerables en todo el mundo por la pandemia del COVID-19, es por ello que médicos del Hospital Houston Methodist instan a reforzar el cuidado de esta población para evitar exponerse al virus y a un posible contagio.Las personas de 60 años y más se encuentran en especial riesgo de experimentar complicaciones y muerte por esta enfermedad, debido muy probablemente al envejecimiento del sistema inmunológico y a la presencia de múltiples comorbilidades.

El riesgo es particularmente alto en personas mayores que viven en instituciones de cuidados a largo plazo. En estas instituciones, la enfermedad puede dispersarse rápidamente entre las personas mayores residentes y el personal que labora en ellas.

El Dr. Faisal Masud, director del Centro de Cuidados Críticos del Hospital Houston Methodist explicó que “el riesgo que presentan los adultos mayores es mucho mayor en comparación con la población de pacientes más jóvenes. Los factores de riesgo son básicamente que cuando se llega a los 65 años muchos pacientes pueden tener presión arterial alta o hipertensión, y si tienen obesidad también pueden tener mayores complicaciones, asimismo, la diabetes los pone en riesgo mayor.”

Agregó que, “cuando una persona contrae el COVID- 19, el virus afecta los pulmones y vasos sanguíneos, de manera que estos pacientes tienen una menor capacidad para combatir la infección, lo que hace que incremente el riesgo de muerte.”

Los adultos mayores que contraen COVID-19 tienen “un riesgo mucho más alto de complicación y de ser ingresados en el hospital e incluso cuando se recuperan, estos son pacientes que tienen una mayor probabilidad de sufrir pérdida de memoria, confusión, debilidad y algunos de ellos están presentando graves daños en los pulmones.”

Respecto a los cuidados que se debe seguir para esta población, en caso de que ya hayan superado al COVID-19, el Dr. Masud explicó que, “es importante fortalecer su estado nutricional porque se debilitan mucho. También necesitan apoyo de fisioterapia porque los músculos también se ven comprometidos, necesitan tener un seguimiento regular porque sus pulmones y su cerebro pueden deteriorarse por lo que necesitan un seguimiento médico muy puntual".

Debido a que hasta ahora no hay ninguna vacuna contra el COVID-19 y ante la temporada invernal, el Gobierno mexicano está reforzando la información de prevención y cuidados, especialmente para los adultos mayores e incentivando la aplicación de la vacuna contra la influenza estacional con prioridad en dicha población altamente vulnerable.

Por ello, si tienes a un adulto mayor refuerza el mantenerlo en casa y recuérdale los mensajes básicos de prevención de COVID-19 que son el lavado de manos constante, desinfectar todas las bolsas y cosas que entren a la casa y si salen de casa, usar cubrebocas y salir abrigados antes los cambios de temperatura que estamos viviendo.

Para finalizar, el Dr. Masud enfatizó que “las personas mayores con ingresos económicos limitados lamentablemente sufren de mayores complicaciones por COVID-19 y creo que eso es lo que todos los países deberían mirar, en cómo podemos brindar una mejor atención a esta población tan vulnerable, así como a otros grupos de alto riesgo como por ejemplo quienes viven con obesidad, diabetes e hipertensión. Creo que este debería ser el enfoque para prevenir estas enfermedades”.

martes, 28 de julio de 2020

La tradición de la guajolota

entrepalabras


  • La guajolota es uno de los desayunos emblemático de la Ciudad de México
  • Originalmente, la guajolota era un pan relleno de enchiladas


En la Ciudad de México hay una tradición que marca el inicio de la jornada laboral. Es común encontrar en algunas esquinas puestos de tamales, estos centros de comida se llenan de persona que buscan un desayuno rápido y tradicional, al cual conocemos como “guajolota”. Aunque, no es recomendable que forma parte habitual de tu dieta diaria.

La “guajolota” es un antojito que tiene más o menos dos siglos de antigüedad. Su origen exacto es desconocido, sin embargo, los historiadores gastronómicos mencionan que pudo tener su origen en Puebla o Hidalgo. Cabe destacar que la original “guajolota” era una torta rellena de enchiladas. Se le llamó así a este platillo porque el relleno de tortilla remitía al alimento de maíz que se les daba a los guajolotes en los ranchos para ponerlos en engorda. Sin embargo, el nombre “guajolota” fue retomado para denominar a las tortas de tamal, pues también se trataba de un pan relleno de maíz.

Si bien los tamales son un platillo tradicional en México, la “guajolota” es un antojito callejero que sólo se disfruta en la capital. Para prepararla sólo se utiliza un pan bolillo o telera, el cual se rellena con un tamal, que puede ser verde, de rajas, mole, o dulce, los preferidos por los mexicanos. La “guajolota” representa como ningún otro platillo la fusión de culturas, pues logra una armoniosa fusión de sabores del nuevo y el viejo mundo, el maíz y el trigo. 

Este antojito encaja a la perfección con el acelerado ritmo de vida de la Ciudad de México. Las “guajolotas” se preparan al momento y se entregan medio envueltas en un pedazo de papel estraza, con el fin de facilitar que comensal pueda ir comiendo mientras camina a su destino.

Además, no hay como acompañar esta delicia con un atole calientito de chocolate, arroz con leche o guayaba. Esta singular combinación es popularmente conocida como “guajolocombo”, se puede adquirir a un precio muy accesible y aunque no se recomienda su consumo diario, ayuda a comenzar el día con una gran cantidad de energía.

Del 24 al 26 de septiembre en el WTC, Ciudad de México, se llevará a cabo la 14ª edición de Gourmet Show. En este evento se darán cita los mejores expositores de aceites y vinagres; vinos, destilados y licores; carnes, pescados y mariscos; quesos; aderezos, salsas, condimentos, especias, conservas, mermeladas y jaleas; pan; chocolate, bombonería, dulces y repostería; café y té; accesorios y utensilios gourmet; recetarios y publicaciones especializadas para celebrar a lo mejor de la gastronomía mexicana.

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