- El escenógrafo participó en el ciclo de charlas Programa de Programa
- El teatro siempre ha estado “en crisis”, y tiene más de dos mil años, dijo
- En charla recorrió parte de la historia del teatro mexicano
“No existe el teatro comercial, sino el teatro bueno y malo”, así lo afirmó el escenógrafo David Antón durante el ciclo de charlas Programa de Programas, organizado por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), a través del Centro Cultural del Bosque (CCB).
Con más de 40 años de carrera artística dentro del teatro, la televisión y el cine mexicano y extranjero, David Antón advirtió que no hay teatro comercial, corriente o popular, como hoy se consideran algunas puestas escénicas, sino teatro “bueno o malo”, y recordó que cuando Shakespeare empezó a escribir sus obras “eran comerciales, es decir, para el pueblo, no para una élite. Decir teatro comercial es un absurdo total”, sentenció.
El también productor, quien ha colaborado en más de 500 obras teatrales a lo largo de su trayectoria, junto con dramaturgos y directores fundamentales de nuestra historia dramática como Luis G. Basurto, Emilio Carballido, Salvador Novo, Celestino Gorostiza, José Solé, Manolo Fábregas, Sergio Magaña, Carlos Olmos y Alejandro Jodorowsky, por mencionar algunos, señaló que “siempre ha existido esa división”, así como se ha dicho que el teatro está en crisis, a pesar de sus más de dos mil años de existencia.
Ante un numeroso público que se dio cita en la Sala CCB del INBA, recordó que su gusto por el teatro viene desde la infancia, cuando miraba por una ventana de su casa en la calle de Mesones, justo atrás del antiguo Teatro Abreu, las representaciones que se hacían en ese foro. “Veía el teatro desde sus entrañas, asomado por la ventana”, dijo el escenógrafo.
David Antón, quien inició su carrera como alumno de Pintura en la Escuela La Esmeralda del INBA, expresó que a través del teatro logró aportar algo al público: “Dejé la pintura porque pensé que no podía dar algo más, a pesar de que me iba muy bien. En el teatro logré vivir como he querido, sin poseer becas o algún apoyo institucional”.
Destacó que un buen escenógrafo tiene que poseer la humildad necesaria para hacerle caso al autor de la obra y al director: “Una buena escenografía debe tener lo que la obra necesita, y para ello hay que documentarse, darle al público lo que la obra pide; si una escena se lleva a cabo en Xochimilco, hay que poner Xochimilco; si es en París, hay que poner París”.
Un buen escenógrafo –-agregó–- necesita leer la obra, conocerla, hablar con el director para saber qué es lo que quiere y también conocer el espacio en el que va a trabajar”.
A lo largo de la charla Antón mostró una serie de programas de mano de las obras en las que ha participado, como Chin-Chun-Chán y Las musas del país, Los zorros, Sé infiel y no me mires con quién, La jodida se nos fue viva, Espectros y Las cartas de Bernard Shaw, llevando público a un recorrido por diferentes etapas del teatro mexicano.
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