- En sesión especial de la Cátedra Ingmar Bergman, el cineasta abundó sobre el proceso creativo en esta cinta, ganadora del Oscar en 2015
- La película fue una forma de regresar a su país, convirtiéndola en un pequeño viaje de nostalgia, aseguró el director
Algo ocurrió con la película Ida (2013) que convirtió repentinamente a su director Paweł Pawlikowski en uno de los cineastas más reconocidos a nivel mundial de los últimos años. Acostumbrado a trabajar producciones pequeñas con absoluta libertad creativa pero poca resonancia en la industria cinematográfica, Pawlikowski aún no comprende bien el fenómeno detrás de su quinto filme que se colocó como favorito entre la crítica y resultó ganador del Oscar por Mejor película extranjera en 2015.
Así lo expresó el realizador polaco la noche de este jueves en la Sala 7, Alejandro Galindo de la Cineteca Nacional en una amena conversación dirigida por el guionista y director mexicano Carlos Cuarón. La charla, una sesión extraordinaria de la Cátedra Ingmar Bergman de la UNAM en colaboración con la Cineteca Nacional, permitió al director compartir con el público asistente mucho del proceso creativo detrás de su más reciente filme, proyectado previamente.
Ida se sitúa en la Polonia de 1962. Su historia sigue a Anna (Agata Trzebuchowska), una novicia de 18 años a punto de hacer sus votos finales en el mismo convento católico donde fue abandonada en 1945, cuando era un bebé. Antes de eso, la madre superiora la insta a que visite a su única pariente viva, su tía, Wanda Gruz (Agata Kulesza). Wanda, antigua juez del estado comunista polaco, le descubre a Anna su origen: su verdadero nombre es Ida y es judía de nacimiento. Tía y sobrina se embarcan en un viaje por las carreteras de Polonia, en busca de la verdad sobre el destino de los padres de Ida, pero también de la historia personal de Wanda y de la posibilidad de una vida más allá de los muros religiosos y políticos que las cercan.
Según el director, escribió la primera versión del guión ocho años antes, y se trataba sólo de la historia de una joven monja mientras, por separado, trabajaba otra trama sobre una fiscal polaca. Fue años después que tuvo la idea de unir ambas historias para descubrir que se compaginaban perfectamente. Se explicaban mejor entre ellas.
“Al juntar ambos escritos parecían impulsarse y explicarse mutuamente. Entonces se convirtió en un guión completamente distinto, aunque muy breve. En realidad, para mí el guión es sólo un mapa de la estructura pues la historia es aquello que pasa mientras filmo. Durante la filmación improviso, experimento. En la edición también construyo muchas cosas que no estaban en el guión original”.
Nacido en Varsovia, en 1957, el director dejó Polonia a los 14 años para vivir en Alemania e Italia, hasta establecerse en el Reino Unido, donde estudió Literatura y Filosofía y donde ha realizado la mayor parte de su obra fílmica. Por ello es que señaló a Ida como una forma de regresar a su país natal y recrear al mismo tiempo los paisajes de su infancia.
“Quizá fue una urgencia banal, pero convertí a esta película en un pequeño viaje de nostalgia. Las carreteras, el carro, los lugares, todo es una recreación de esas memorias. Cada rostro de los extras escogidos de acuerdo a un recuerdo. Las canciones, son aquellas que escuchaba cuando niño. Detrás de todo hubo una especie de instituto y una necesidad de revivir el mundo de aquella Polonia de los sesenta”, compartió.
A decir del cineasta, la estética de la cinta también estuvo influida por elementos muy personales. Por ejemplo, para filmar la película en blanco y negro se inspiró en las viejas fotografías de sus álbumes familiares: “Quería que luciera como el mundo de esas fotos. Es curioso cómo debido a aquellos álbumes yo recuerdo mi niñez en blanco y negro. Además esto sirvió a mi deseo de que la historia pareciera fuera de la realidad, y luciera más bien abstracta”.
Carlos Cuarón se expresó especialmente sorprendido por las actuaciones de las dos protagonistas. Pawlikowski contó cómo, al igual que en la película, las actrices comparten un nombre —las dos se llaman Agata— pero son de personalidades y ocupaciones distintas: una no se dedica a la actuación sino a estudiar dirección documental y la otra es una experimentada actriz de teatro, cine y televisión en Polonia.
“Fue un golpe de suerte encontrar a la joven Ida. Yo había hecho pruebas a muchísimas jóvenes polacas estudiantes de drama o actrices principiantes, ninguna parecía tener esta cualidad tan pura. Fue un compañero quien encontró a Agata en un café, me envió una foto y la contactó conmigo para conocerla. No tenía experiencia alguna en actuación pero sí una personalidad profunda e inteligente, introvertida y atractiva. Ella era Ida”, contó el director.
Y en cuanto a Agata Kulesza, quien da vida a la tía Wanda, el director comenta que no pudo estar más complacido con el trabajo de la experimentada actriz: “Wanda es un personaje tan complejo y cambiante. Es dura, muy ruda, pero puede ser también una mujer muy vulnerable y frágil. Su desarrollo en la película es muy cambiante y precipitado, fatal. Para ella era necesario una actriz de mucha capacidad, y Agata, con toda su experiencia teatral fue la ideal para el papel”.
Entre las inquietudes más apremiantes del público estaba el tema de la polémica que ha envuelto a Ida sobre todo en Polonia. Pawlikowski en efecto comentó cómo “el estreno de la cinta pasó primero desapercibido en su país natal, pero después de atraer tanta atención internacional, su reestreno en televisión estuvo plagado de intervenciones del actual gobierno de derecha extrema que la consideró una cinta que desprestigia al país por hablar de un asesinato de judíos a mano de campesinos polacos. Pero la cinta no se trata de eso, son temas más humanos que históricos y por ello no me afectan ni a mí ni a la película”.
La visita de Pawel Pawlikowski a México se da en el marco de la segunda edición del Laboratorio de Creación Careyes. El director polaco conducirá este año el evento organizado por la Cátedra Ingmar Bergman y la Fundación Careyes, en colaboración con Cinema 23 y el Festival Internacional de Cine de Morelia, que tiene la finalidad de ofrecer un espacio de diálogo y reflexión entre actores y directores sobre la actuación en el cine.
MCL
Foto: EV/Cineteca Nacional
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