Cuatro jóvenes, dos mujeres y dos hombre, acuden una noche al bosque, al pie de un árbol, para ingerir “estrellas”, comprimidos de LSD, y tener un viaje comunitario en el que sus lazos de amistad se estrechen. Sin embargo, como una especie de ritual fallido, este acto los trastoca para siempre en el momento en que una de ellos, Susana, sube a la punta del árbol y cae, muriendo instantáneamente.
Tiempo después, tras permanecer separados, los sobrevivientes se buscan para reinterpretar lo que aquella noche ocurrió y de esta manera entender dónde están ahora y cómo se extraviaron a partir de aquel día.
El pasado vuelve y se mezcla con el presente, con los deseos que nunca revelaron, con los sueños más inconscientes que tuvieron durante sus años de amistad y amor. La figura de Susana vuelve como un fantasma al que se convoca para tratar de entender el presente, como la presencia omnisciente del destino que todo lo sabe y todo lo ve, y por lo tanto determina las historias de todos. Una historia que se cuenta a sí misma, con el único deseo de entenderse, de resarcirse, de consolarse y fortalecerse para seguir viviendo, a pesar de la pérdida.
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