- Las narraciones del volumen esbozan pequeños momentos de la vida
- La cita es el miércoles 11 de febrero a las 19:00 horas en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes; entrada libre

Mexicanos por patria y provincia será presentado el miércoles 11 de febrero a las 19:00 horas en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes por Marcial Fernández, Flavio González Mello, Manuel Lino y el autor. La entrada será gratuita.
El volumen contiene personajes peculiares, como Manuel, escritor frustrado porque todo lo que redacta ya lo ha leído en algún otro lugar, o Desiderio, quien al asistir a una cena navideña cierra los ojos un momento y luego descubre que no hay nadie en la reunión.
Marcovich se ha alejado de las historias felices. “En la literatura, medio evasivo, no busco una salida feliz. Se me hace pornográfico. Dentro de las variables que conforman la ecuación llamada vida, que no son infinitas, algunas distraen mi atención no por peculiares ni asombrosas, sino, por el contrario, porque esconden un patrón cansino de nuestra condición”, explicó.
Gustavo Marcovich nació en Buenos Aires, Argentina, en 1965. Tras el golpe militar en aquel país, partió al exilio a México junto con sus padres. Actualmente vive en Valle de Bravo, Estado de México, y en Mexicanos por patria y provincia se nota este rasgo, pues varias historias se desarrollan en el interior de la República.
Hace más de una década, el escritor dejó la Ciudad de México, y ella también lo ha ido haciendo, aseguró. “Afuera de esa metrópoli los asuntos son los mismos, pero varía la magnitud, la velocidad y el sentido. Acá afuera la vida es lo que es y la derrota ronda sigilosa”.
Marcovich dijo que escribió algunos relatos en primera persona porque, por más esfuerzos que se hagan, siempre se termina narrando de esta manera.
Los temas del libro son variados. “Algunos creen que alejarse de la realidad es la meta de la escritura, otros creemos que eso es imposible”. Para Marcovich “no se puede distinguir qué tema es más importante. Lo divino está en todas partes, al acecho, aun en las cosas más viles. Los temas, por más que busquemos, son los mismos, y al final solo es uno”, concluyó.
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